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La Campaña de Szer Neas fue una guerra a gran escala entre el Imperio Aliasino y los clanes A'Chiad. La campaña fue finalmente un desastre para ambos bandos, y se llevó decenas de miles de vidas.

Bandos[]

Por un lado, se encontraban los expansivos aliasinos, comandando un ejército mixto que involucraba numerosos activos humanos e incluso leanos, comandados por el general Mír Zsaos, un poderoso guerrero elfo nacido en la ciudad de Noas Murd. La campaña estuvo alimentada por la reciente alianza con los feacios, y contó con al menos cinco batallones de Orcos, de lealtad difusa. La fuerza total contaba con alrededor de 200.000 hombres, entre soldados y logística, y tenía como misión principal derrotar a las principales tribus de la zona, y asegurar las Cavernas de A'Moug, una impresionante fortaleza estratégicamente establecida.

El segundo bando lo constituían los A'Chiad, con apoyo de los Stolasi cercanos. Se trataba de una coalición de las principales tribus, lideradas en principio por el Mhaighstir laoch Tuak Meriggoa, un làidir de la tribu Ojos Rojos, y Cluach Kagorro, un Mòr Cleachdadh de la tribu Mór Dagdlugh; pero ambos serían eventualmente reemplazados por Beag Sleagh y su compañero Durri.

Los Stolasi, por su parte, rara vez entraban en el conflicto directo, y se limitaban a acciones de reconocimiento y comunicaciones entre las bandas tribales. Fueron atraídos por Beag, convencidos de que si los A'Chiad caían, ellos serían los siguientes.

Causas[]

El conflicto inició con el ambicioso plan de Aliax de expandirse hacia las tierras de los A'Chiad, bastante inexploradas pero de las cuales los leanos a menudo llegaban con noticias de riquezas incalculables y pastos verdes. Aliax, preocupado por el incremento de la población del imperio y la relativa molicie que reinaba en sus tropas luego de la pacificación de la Costa Roja, donde habían repelido una serie de ataques Learcos coordinados bajo el mando de Zda Urid.

Ante el peligro de una guerra civil, Aliax decidió enviar a Mír Szaos al frente de una gran invasión hacia Szer Neas, las tierras de los trogloditas. Mír era un héroe del Imperio, y había sido un gran general en su expansión hacia el este, a las tierras de los urugos, y era su principal rival en la corte. Lo puso a cargo de la expedición con el doble propósito de mantenerlo ocupado y lejos de la Capital, y el de asegurarse a un tiempo una deuda con él por la gloria del puesto.

Mír era un guerrero notable, y un táctico capaz, famoso por su heroísmo en las primeras líneas y su valor incuestionable, pero la Corte de Saraza dudaba de su capacidad para dirigir una campaña solo. La estrategia a gran escala no era su fuerte, y tendía a subestimar a los enemigos. Así que los Legionarios enviaron a un veterano de sus fuerzas al mando de un ejército grande, el joven capitán Siuan Goas. También enviaron a Líbi Táreg, coterránea de Szaos como control de misión.

La situación de Szer Neas[]

Por su lado, los A'Chiad, si bien relativamente pacíficos y aislados, vivían una serie de tumultos internos a causa de una serie de revueltas luath, quienes reclamaban mejores posiciones en sus clanes. Los hombres lagarto, además, eran notoriamente territoriales, y las colonias avanzadas de los feacios, seguidas por los ataques de learcos salvajes que arrasaban con aldeas y pueblos, los mantenían alertas.

Asimismo, en las costas bravas de Mór Bradán se asentaban los Cráneos Azules, un grupo particularmente agresivo de trogloditas que mantenía en una posición absolutamente servil a sus luath, y que tenían planes de expansión hacia el Sur.

Conflictos[]

La campaña consistió en una serie de batallas campales y escaramuzas de guerrilla durante ocho meses. Las batallas masivas fueron:

  • Campo Quebrado
  • Río Rojo

Entre ellas hubo una serie de escaramuzas e incursiones menores en ambos bandos que resultaron en aproximadamente la misma cantidad de muertos en ambos bandos. El conteo de cuerpos entre los A'Chiad no se reveló, pero se sabe que entre los Imperiales fue de al menos 100.000 personas, aproximadamente la mitad del ejército.

La Guerra (primera parte)[]

Primer contacto[]

Mír desembarcó en las playas de Mór Bradán con cerca de cincuenta mil soldados, la mayoría de ellos humanos veteranos de las campañas de la Costa Roja, aunque reforzados por al menos 1500 elfos de las Legiones Solares. Estos números incrementarían de a poco gracias a la flota feacia. El general Zsaos dictaminó limpiar la cabeza de playa y establecer la primera fortaleza allí, y envió a sus exploradores a reconocer el terreno para notar posiciones defensivas y movimientos enemigos.

De los exploradores que envió solo volvió un tercio, malherido y contando historias confusas de hombres lagarto gigantes saliendo de cavernas naturales. Se trataba de la tribu de los Cráneos Azules, un grupo particularmente violento de A'Chiad. El general Zsaos en ese momento decidió que era una buena oportunidad para asegurarse esclavos y demostrar su poderío. Los Cráneos no contaban con la apaciguadora influencia de los luath, y por tanto eran más propensos a la acción inmediata y decisiva; los aliasinos fueron poco sutiles a la hora del desembarco.

Masacre del Río Turbio[]

Río Turbio

El Río Turbio, cerca de la cabeza de playa de Mír Szaos

Los cráneos azules dispusieron sus tropas a atacar. Primero, organizaron una serie de escaramuzas frente a algunos regimientos logísticos menores, en los cuales diezmaron y pusieron en retirada a los esclavos y trabajadores humanos, pero casi todos los soldados aliasinos sobrevivieron. Confiados de la relativa debilidad y facilidad con la que habían destruido a los puestos avanzados, se dispusieron a hacer un ataque en masa, sin confiar en los exploradores que aseguraban que había miles de tropas apostadas en Mór Bradán. Szaos, por su lado, fue convenientemente informado de esta situación, y dispuso sus defensas en el Río Turbio, una región pantanosa con numerosos peñascos, y apostó tropas ligeras en los islotes, armadas con arcos y jabalinas para ocasionar daño y molestias en sus rivales.

Los cráneos rojos dejaron todo tipo de sutileza, y atacaron frontalmente. En principio, se metieron en los islotes, tratando de alcanzar a los arqueros y tropas ligeras, que se escabullían en canoas feacias en cuanto los lagartos llegaban. En esa situación, los A'Chiad se encontraban molestos y frustrados, pero decidieron seguir adelante, cruzar el río y retomar la playa en masa. Cerca de 5.000 A'Chiad atravesaron penosamente el río, bajo el asedio de flechas y jabalinas dispuestas irregularmente. Inmediatamente, en una maniobra de pinzas, el general Szaos atacó con las Legiones Solares. Los 1.500 elfos avanzaban al unísono, y con sus alabardas cortaban a los poderosos Cráneos como si fueran naranjas, precipitándolos ante los peñascos y el río, donde tenían dificultad para moverse y luchar.

La batalla no fue tal, sino una matanza coordinada y sistemática. Szaos dejaba a algunos hombres lagarto huir para que llevaran la noticia a otras tribus, pero se enfrentó personalmente a su líder, Gruach, y lo mató humillantemente. Dio la orden de aniquilar a cualquiera que se resistiera, y sólo tomar prisioneros a la mitad de los que se rindieran.

De los más de 7000 A'Chiad que atacaron, sobrevivieron 500- y sólo cincuenta en libertad. Pero uno de ellos era Beag Sleagh.

La tensión crece: Campo Quebrado[]

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La primera victoria de la campaña envaneció a Szaos. Consideró que los hombres lagarto eran apenas brutos primitivos, apenas mejores que los orcos. Los esclavos resultaban buenos, pero eran demasiado orgullosos como para aprender el lenguaje élfico, por lo que los aliasinos rápidamente llegaron a la conclusión de que no podían.

Esto se demostró que sería un grave error. Pero en ese entonces, los elfos tomaron la cabeza de playa y fortificaron la situación. Comenzaron a construir el Fuerte Negro, una impresionante fortaleza que sería la cabecera de la invasión, y mandaron destacamentos a atacar a las aldeas y pueblos A'Chiad cercanos. Los lagartos presentaban una férrea resistencia, pero no podían hacer nada frente a la completa superioridad militar del Imperio Aliasino. Los elfos, además, no enfermaban con frecuencia, algo que había mantenido a los Learcos fuera de los pantanos y selvas de Szer Neas, y no requerían tanto alimento como los hombres y los trogloditas.

Los A'Chiad comenzaron a temer por su futuro y su libertad. Beag y sus compañeros comenzaron a difundir la noticia, pero generalmente los elfos tardaban menos en llegar y arrasar las poblaciones locales. Por esa razón, Beag decidió contar con aliados: miró a las montañas y decidió pactar con los Stolasi.

Entre tanto, uno de los supervivientes de la Masacre del Río Turbio alcanzó a uno de los principales centros de actividad A'Chiad: el templo de Mòr Nathair de Campo Rocoso. Allí, llegó con tiempo suficiente como para avisar a su Árd-Ard del peligro inminente. La matrona, cuyo nombre se ha perdido, convocó a Tuok Meriggoa, por entonces un famoso guerrero de una tribu cercana, y este decidió contar con la ayuda de Cluach Kagorro, un hechicero de notorio poder pero poco conocido. Gracias a Cluach, Tuok pudo contactar rápidamente con otras tribus a partir de sueños chamánicos, y convocó al Concilio de Sueños, una suerte de consejo militar a través de los ojos de los chamanes.

Doce clanes respondieron al llamado, y, extrañamente, un chamán dormido que permanecía como esclavo en Mór Bradán. El esclavo recientemente descubierto chamán estuvo en disposición de cambiarse por los siervos de Szaos, dado que los elfos no diferenciaban entre una "bestia estúpida" y otra. Aunque pareció una situación ideal, la gran libertad que otorgó Mír Szaos a las partidas de saqueo reveló ser una estrategia acertada: los trogloditas nunca sabían cuál sería el próximo objetivo de los elfos, pero al menos decidieron permanecer alertas y establecer líneas de vigilancia conectadas con los chamanes. Así, cuando más o menos pudieron establecer la dirección de uno de los grupos élficos, decidieron aplicar la estrategia de Tierra Quemada, y retirarse dos pueblos más lejos, en Campo Quebrado, donde reunieron a un nutrido grupo de guerreros bajo el mando de Tuok.

La batalla se reveló sorpresiva: los elfos no esperaban encontrarse a los lagartos fortificados en una posición tan ventajosa, pero no podían retroceder, pues no les alcanzaban los suministros. Estaban obligados a presentar batalla.

La lucha fue cruenta y larga, y el asedio demostró el verdadero poderío del Imperio para todos los A'Chiad incrédulos, conectados a través de los chamanes. Tuok resistió heroicamente durante dos semanas ante los ataques del capitán Siuan Goas, pero finalmente debió retirarse para no perder más tropas. Goas, sin embargo, tuvo una nueva perspectiva del poder de los trogloditas, y decidió enviar mensajeros a Szaos para advertirle. Sin embargo, éste despreció la advertencia, asegurando (no sin razón) que los elfos habían vencido en todos los conflictos de la campaña, incluso en ese. Sin embargo, otros capitanes no estaban tan seguros, sobre todo los humanos.

A pesar de las derrotas en el campo, los trogloditas comenzaron a tener una mejor posición que los elfos.

Lecciones Aprendidas: el Río Rojo[]

Red river by andreasrocha-d6bgvyy

Szaos, en ese momento, recibió una asombrosa noticia: después de dos meses sin contactar con el Imperio, una flota leana llegó con nuevas tropas de refresco: más de cinco mil Legionarios se sumarían a su esfuerzo, incrementando su fuerza. Sin embargo, la logística estaba en peligro. hasta entonces, habían sobrevivido del saqueo y las raciones, pero las raciones nuevas eran escasas, ya que desde el imperio calcularon que Szaos habría establecido una red logística adecuada. Esto no había sido así, por supuesto. No habían tenido problemas hasta entonces, pero las nuevas tropas añadirían bocas que alimentar, y sencillamente no podían sostener semejante situación sin lanzar una gran ofensiva inmediata. El hambre estaba cerca.

Buluga Kór, el chamán espía, informó de esta situación a Tuok, quien decidió un curso de acción: Matarían de hambre al invasor. Asimismo, a pesar del orgullo de los Mhaighstir laoch, la mayoría de los A'Chiad debió admitir la verdad: no podían combatir frontalmente a los elfos. Debían ponerse a la defensiva, y coordinar otras estrategias. Los luath entonces revelaron su verdadero valor, e iniciaron una campaña de guerrilla para debilitar todo lo que pudieran a los aliasinos. A pesar de algunos conflictos exitosos, ocasionales y nada decisivos, los elfos no pudieron avanzar lo necesario, y tomaron una medida desesperada: tomar los campos de Río Rojo, donde pastaba una gran cantidad de livrein silvestres, pero a la vez una de las mayores concentraciones de trogloditas. Se dispusieron planes generales: el asalto iba a ser peligroso y decisivo, y se puso una gran cantidad de recursos a los capitanes. Szaos mismo decidió partir a comandar el ejército. Los trogloditas, enterados, dejaron una fuerza pequeña y de élite a resistir, pero decidieron partir a otro objetivo: cortar la cadena de suministros.

La batalla del Río Rojo fue la más cruenta de todas las que se habían llevado a cabo hasta entonces. Los elfos, hambreados, enviaban a los hombres delante e intentaron cruzar el río en numerosas ocasiones. Sin embargo, Tuok y Cluach habían establecido una defensa sólida, y estaban bien alimentados y descansados. Los elfos, acosados durante días por escaramuzas erráticas y hambreados por asaltos a sus escasos suministros estaban ante una situación desesperada. Cluach invocó una tormenta feroz con ayuda de otros hechiceros, y el Río Rojo elevó sus aguas en dos metros, y convirtió en un barrizal el espacio a su alrededor. Pequeñas fortificaciones de piedra, muy esparcidas en el territorio, arrojaban flechas y piedras a los elfos mientras, por detrás, el grueso del ejército troglodita atacaba las pequeñas fortalezas y postas de suministros del Imperio, coartándoles las comunicaciones y la logística, e inflingiendo numerosas derrotas a las orgullosas tropas aliasinas.

Por supuesto, el Imperio finalmente tomó la fortaleza, pero no sin enormes bajas de su parte, venciéndolos por pura fuerza bruta. Más de la mitad de sus tropas en esa batalla, cercana a los diez mil hombres y elfos, perecieron frente a cinco centenares de A'Chiad, de los cuales escaparon cerca de trescientos. La batalla, de hecho, hubiera sido un desastre total de no ser por el capitán Siuan Goas, quien estableció una línea de arqueros para generar fuego de cobertura mientras sus tropas cruzaban el río muy al sur del conflicto. Goas estableció una línea de combate feroz, que destruyó la línea de fortificaciones, y casi hiere de muerte a Tuok. Sin embargo, la línea de suministros estaba cortada, y el ejército aliasino estaba literalmente dividido en dos.

Beag Sleagh y Durri[]

Tyton

Dorri

Beag Sleagh, en ese entonces, había logrado hacer contacto con los elusivos stolasi. Ambas razas no tenían buenas relaciones, porque la territorialidad de los A'Chiad a menudo los ponía en conflicto con los herbalistas voladores.

Sin embargo, Beag logró hablar con Durri, un hechicero Stolasi principiante, más abierto de mente. Beag, al ser un luath, era más sociable y adaptable que los violentos láidir, y logró convencerlo de al menos acompañarlo a evaluar la amenaza. Los hijos de Stolas permitieron que Durri fuera con Beag a ver si lo que decía era cierto, y ambos fueron en un viaje exploratorio.

Dorri fue capaz de contemplar la batalla de Campo Quebrado, y el efecto de las incursiones élficas en las aldeas y pueblos A'Chiad. Finalmente, estuvo presente en la lucha en Río Rojo, donde pudo ver la fuerza bruta de los Elfos en acción, aún a pesar de la pesadilla táctica.

Ambos calcularon, acertadamente, que ya no podrían atraparlos con espías internos, pues el combate había sido demasiado ventajoso como para que los enemigos no se dieran cuenta de lo que pasaba.

Buluga Kór[]

De hecho, el capitán Goas, advertido de que los lagartos no eran simples brutos incapaces de hablar, inició una serie de interrogaciones e investigaciones. Szaos, orgulloso, no pudo sobreponerse fácilmente a sus errores previos, y entorpeció el proceso, pero los demás capitanes apoyaron a Siuan Goas, y Szaos no pudo más que sancionar su proceso.

Eventualmente, Buluga Kór fue descubierto, a partir de ciertas informaciones falsas repartidas cerca suyo, y fue forzado a confesar el medio de comunicación. Mediante torturas inenarrables, Buluga quedó quebrado y otorgó un enorme caudal de información a sus captores, entre ellos el rol de Tuak Meriggoa y de Cluach Kagorro. Tras esto fue obligado a pasar información falsa a sus compañeros.

Dorri y Beag Sleagh casi perecen intentando salvarlo, pero no pudieron. Acto seguido, partieron hacia Mór Bradán para hacer un reconocimiento de la situación, y se horrorizaron al ver que aún llegaban más imperiales: la fuerza total del Imperio en expansión, con numerosos suministros nuevos.

Cae el Concilio de los Sueños[]

Los dos ejércitos aliasinos, a pesar de su separación, contenían una gran cantidad de fuerzas aún. Szaos, por su lado, había adquirido una posición sólida y una fuente de suministros, pero aún tenía el problema del agotamiento y el invierno encima. Río Rojo era una región abierta y sin árboles, muy elevada, donde las nieves aparecían de inmediato.

Buluga fue crucial para pasar información en este punto, revelando oportunamente las ubicaciones de los chamanes conectados, esparcidos por el territorio, así como los alijos de ciertas tribus y clanes, preparados para pasar el invierno guardados. Dorri y Beag, por su lado, intentaron convencer a los Mhaighstir Laoch de la captura del chamán, pero hubo resistencia a creerle, ya que el luath no había sido visto en meses, y ahora aparecía con un extraño Stolasi.

Poco después, se revelaría que la pareja de amigos tenía razón. Una serie de ataques relámpago, coordinados a la perfección, partieron del ejército en Río Rojo. Szaos estuvo a la cabeza en al menos tres, y arrasaron con cuatro cavernas enteras, masacrando a guerreros y civiles por igual, sin tomar más prisioneros. Los ataques, por lo demás, acabaron con seis de los doce chamanes del Concilio, rompiendo la espina del ejército de Tuak. Para agregar humillación a la afrenta, los hechiceros alisinos lograron generar un ataque psíquico a los soñadores, quemando los canales del Sueño y enturbiando las conversaciones para siempre.

Dorri y Beag lograron salvar parte de esto, al aparecer poco antes en varios ataques, y logrando el exilio antes que la muerte. Beag mismo combatió en dos ocasiones contra el capitán Goas, reteniéndolo lo suficiente como para que sus aliados escaparan. Goas, sin embargo, se reveló un oponente formidable, mucho más que Szaos, y sus falcatas gemelas cortaban escamas como si fueran juncos, además de confundir a sus enemigos con hechizos.

En el último movimiento, Tuak se vio obligado a admitir la utilidad y verdad de las palabras de Beag. Poco después vendría el Asedio de A'Mough.

La Guerra (segunda parte)[]

La etapa de las escaramuzas estaba finalizando, y ambos ejércitos estaban luchando en condiciones desventajosas en el crudo invierno, pero los A'Chiad tenían mejores expectativas que los invasores. Szaos y Goas habían logrado conciliar sus posturas, y se pusieron de acuerdo en la necesidad de tomar una fortaleza antes de reunirse con el resto del ejército, que había fortificado Mór Bradán.

El Asedio de A'Mough[]

A'Moug

El golpe más funesto de toda la guerra para los hombres lagartos fue, sin duda, el asedio de A'Mough, la caverna principal donde se encontraban Tuak Meriggoa y Cluach Kagorro. Apenas avisados de la traición de Buluga Kór por Beag Sleagh, hicieron preparativos muy veloces para resistir, pero no fueron suficientes dado el tiempo, y comenzó el asedio.

Las tropas élficas se movieron a velocidad sobrehumana, contando con el apoyo de caballería ligera humana, y tomaron los campos cercanos a las cavernas. Allí, devastaron la tierra, y todo aquello que no pudieron tomar, lo salaron y lo quemaron. Szaos y sus capitanes se encargaron, mientras tanto, de poner un cerco de fuego a la fortaleza donde resistía Tuak. Los hombres del capitán Goas, quien dirigía las incursiones de quema y caza, pudieron visualizar al capitán enemigo entre las murallas, distinguiéndolo por su participación en la batalla de Campo Quebrado.

Los elfos comenzaron una serie de asaltos, y construyeron armas de asedio. Destrozando la mente de Buluga, pudieron entrar en contacto con la de Cluach, y controlarlo por breve tiempo para que les revelara la disposición de los almacenes de invierno y la fuerza de las tropas. Buluga, luego de saber esto, robó un cuchillo y se abrió el vientre y el cuello, avergonzado. El ejército invasor se abrió paso por las cavernas por fuerza bruta para llegar a los almacenes, y los tomaron. Los defensores nada pudieron hacer, y sólo desfallecían de hambre y sed, ya que los elfos contaminaron las fuentes de agua. Eventualmente, tras varias semanas de asedio, los defensores quisieron rendirse incondicionalmente. Szaos dijo que entregaran la caverna, pero hubo un conflicto interno entre los clanes que apoyaban la rendición y los que no, y la caverna siguió cerrada. Pero algunos que se querían rendir pidieron recompensas por abrir las defensas, y Szaos los escuchó.

Eventualmente lograron abrir algunos pasos, y, acto seguido, los defensores comenzaron el combate. Los traidores fueron masacrados por sus propios compañeros y, debilitados, hicieron frente al ejército elfo. La batalla fue sangrienta e igualada por un tiempo. Los A'Chiad estaban lejos de estar vencidos y presentaron una resistencia feroz, especialmente Tuak y Cluach. Beag Sleagh participó en la refriega durante un buen rato, pero tras medio día de batalla encarnizada Tuak descubrió que jamás podrían vencer. Ordenó a Bleag que se retirara con la mayor cantidad de tropas que pudiera, y que diera prioridad a los jóvenes y las hembras. Durri, en ese momento, decidió que era suficiente horror, y fue a informar a su gente. Los Stolasi llegaron justo a tiempo para evitar que los elfos masacraran a todos, guiándolos por caminos ocultos en las montañas, visibles sólo desde el cielo.

Tuak Meriggoa y Cluach hallaron la muerte en esta batalla, según se dice a manos del mismo general Szaos. Todo parecía perdido, pero la nueva alianza con los Stolasi acababa de cambiar las tornas, definitivamente.

Las Incursiones Luath[]

Luath

Beag Sleagh, héroe luath

Si bien A'Mough fue un desastre para los trogloditas, no fue el fin de la guerra. Los elfos se aseguraron un bastión y provisiones para el invierno, pero aún no podían contactar con el grueso de sus fuerzas, acampadas en Mór Bradán. A su vez, los estacionados allí estaba frente a una situación inaudita, asediados al aire libre, recibían miles de picaduras y escaramuzas pequeñas, que nunca duraban mucho y no se llevaban montones de soldados a la vez, pero que impedían armar refugios correctos y a la larga costaban muchos hombres. La Plaga de Invierno empezó a abundar entre las tropas humanas y orcas, aunque los elfos y leanos mal que mal resistieron.

Los humanos, desconfiados y desalentados, comenzaron a padecer hambre y miedo a cada sombra. Estallaron revueltas y motines, y los orcos, silenciosamente, desertaban en la noche, a veces uniéndose a los trogloditas, a veces armando sus propias bandas y volviendo a sus antiguas costumbres nómades.

Las escaramuzas fueron organizadas por Beag Sleagh, con el apoyo de los Stolasi como mensajeros y exploradores. Estas campañas fueron especialmente rápidas y violentas, mientras los defensores luchaban por comunicarse con velocidad. Los Stolasi se mostraron invaluables: aunque no tan inmediatos como los chamanes, eran más confiables y numerosos, además de poder hacer navegaciones de profundidad, mapas y mensajeros veloces para las tropas dispersas, que podían atacar al unísono. Hacia el fin del invierno, el grueso del ejército estacionado en la costa estaba en condiciones paupérrimas, y muchos emprendían el regreso en las embarcaciones leanas.

Equilibrando la balanza: Piedras Rotas[]

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Los A'Chiad estaban escarmentados. Habían probado el crudo poderío de los aliasinos, y notado que a pesar del orgullo guerrero de los làidir, no eran rivales contra ellos. En combates uno a uno, muy raramente un guerrero làidir superaba a un soldado élfico bien equipado, y, además, estos últimos coordinaban sus ataques de forma muy precisa, de manera que cada elfo valía por cuatro o cinco láidir en condiciones normales. Los luath, por otro lado, resultaban sumamente eficientes en sus tácticas de emboscada y escaramuza, golpeando y huyendo antes de que los elfos pudieran contraatacar. Los làidir no eran especialmente buenos en esa táctica, siendo más lentos y pesados. Y para agregar sal a la herida, Beag Sleagh, luath de nacimiento, había matado en combate a cientos de elfos.

Muchos luath tomaban su nombre ahora, y llevaban su bandera mientras se enfrentaban a los imperiales. Éstos, por su lado, ya tenían sus leyendas negras sobre él: que había muerto y revivido, que tenía la fuerza para partir lanzas con los ojos, que no podía ser lanceado porque eso lo curaba. Durri mismo ayudaba a esa leyenda con hechizos, en forma oculta.

Beag, sin embargo, notó que no podría seguir así mucho más. El equilibrio social se rompería, y el apoyo de los làidir sería fundamental a la hora de echar al invasor. Era cuestión de tiempo a que los elfos se acostumbraran a sus tácticas, y no podían permitirse otro A'Mough.

Piedras Rotas fue la solución. Peñafirme era un destacamento fortalecido, bien ubicado estratégicamente, y del cual partían algunos mensajeros a Mór Bradán, coordinando una posible unificación de las fuerzas. Su comandante era Líbi Tareg, una elfa considerablemente poderosa. Beag decidió que era tiempo de contraatacar. Aisló el fuerte con los luath, pero la fuerza del asalto fue puramente làidir. Los Stolasi, de cualquier manera, contribuyeron decisivamente, trayendo huesos de los Antiguos Lagartos y ayudando en un ritual conjunto que hizo que los guerreros aumentaran de tamaño y fuerza considerablemente por un tiempo. Asimismo, abrió una brecha en la selva, por donde pasarían tropas élficas de refuerzo: el canal estaba plagado de trampas y una gran emboscada de làidir.

El asedio fue un éxito: cuando los elfos supieron que una gran concentración de lagartos atacaban a la nueva fortaleza, enviaron una fuerza expedicionaria a repelerlos, y cayeron en una trampa mayor. Los làidir, transformados en gigantes de tres metros, tenían ahora la fuerza de tres elfos, y el golpe fue brutal. La fortaleza cayó con bajas menores a las esperadas, y los elfos perdieron gran parte de sus tropas de A'Mough.

Beag Sleagh, Mhaighstir Laoch[]

Tras la toma de Peñafirme, ahora Piedras Rotas, el consejo de los clanes decidió que nadie había tenido tanto éxito como Beag, y lo nombraron Mhaighstir Laoch, Cacique Guerrero. Beag lo aceptó con humildad, recordando su posición de luath. Inmediatamente, comenzó a preparar la batalla decisiva.

Campos del Segador[]

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La batalla de los Campos del Segador.

Beag decidió establecer su base en un territorio visible y conocido, Skoah, a dos plazas de Campo Quebrado. El lagartoide se aseguró de permitir las comunicaciones entre las dos fuerzas principales para que organizaran una maniobra de tenazas sobre él.

Szaos cayó en la trampa, y organizó la maniobra tal y como esperaba Beag, quien trabó su avance organizando una feroz defensa en el Monte Iesrno, una región selvática y complicada, poco apta para el combate de infantería pesada. Esto paralizó efectivamente el ataque.

La otra tenaza de la pinza utilizó el camino que había usado meses atrás Siuan Goas, uno boscoso y pantanoso que llegaba a las montañas, bajo el mando de Eiua Dondrim. La columna principal avanza por el territorio y se encuentra con una resistencia de al menos 10.000 làidir y 2.000 luath montados en livrein. Estas tropas, más que para frenar al ejército, se usan para entorpecerlo.

Muchas tropas A'Chiad se separan de la fuerza principal, y se internan en la selva, organizado ataques de guerrilla contra los flancos del ejército elfo durante dos días. Una segunda fuerza A'Chiad, bajo el mando de Maha Thira Thári, realiza una profunda maniobra envolvente alrededor de la retaguardia imperial, y luego le organizan un ataque rompedor. Los elfos quedan así en peligro de ser rodeados.

El ejécito elfo, bajo el mando de Eiua Dondrim, se percata de la trampa, y trata de romper la columna más pequeña al frente. En ese instante, los chamanes hacen crecer a los làidir, que resisten en posición lo suficiente como para que la maniobra envolvente tenga éxito, y aniquilen a sus rivales. Los que logran escapar se dispersan en todas las direcciones, pero muchos consiguen volver a Mór Bradán e informar la situación. Algunos mensajeros llegan también a las fuerzas de Szaos, y los capitanes apoyan una retirada total.

La vuelta a casa[]

La guerra había terminado. Las escaramuzas, por supuesto, seguían, pero los A'Chiad querían que los invasores se fuesen, y no forzaron la situación a una aniquilación total, en la cual hubieran tenido más bajas. Szaos, avergonzado, quiso resistir y reorganizar la invasión, y ordenó a los hombres quemar los barcos para quitar la tentación de la vuelta y la deserción. Goas y los otros capitanes estaban hartos de los desastres de Szaos, quien era un brillante táctico pero un pésimo estratega. Siempre ponía a sus fuerzas en la peor situación posible antes de las batallas, y los obligaba a a tomar las peores decisiones posibles. Lo asesinaron a cuchilladas en las puertas de Mór Bradán, y prepararon la vuelta a Midana.

Consecuencias[]

Mor Bradán siguió siendo mantenido por el Imperio Aliasino, una única cabeza de playa no reclamada, dado la extinción de los Cráneos Azules. El imperio vio por primera vez una derrota total, y comenzó a planificar mejor los conflictos. Siuan Goas fue mantenido en su cargo, pero su insubordinación a Szaos le granjeó un puesto de por vida en la gobernación de Etíled, una provincia oscura muy cerca de las Islas Rojas.

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