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Los Ibedus son roedores del tamaño de un gato pequeño, aunque algo más bajos y macizos, muy abundantes en los bosques de Roa, y que lentamente se han introducido en climas más cálidos, llegando incluso a la misma Saraza, donde infestan subterráneos y minas. Tienen un ciclo reproductivo muy veloz y son omnívoros, por lo que se alimentan de cualquier cosa que tengan disponible.

Descripción[]

Los ibedus parecen un híbrido entre musarañas y ratas, y tienen largos y afilados dientes en sus grandes bocas. Si bien su mordida no es particularmente dañina en sí (es considerablemente más débil que la de un perro), usualmente se infectan y pueden causar la muerte por enfermedades asociadas con la suciedad.

Los Ibedus tienen un pelaje lustroso y bello, color castaño muy oscuro, con rayas amplias y sinuosas color blanco, que les permiten camuflarse bien en la nieve. Su pelaje cambia en épocas cálidas hacia un castaño rojizo, para imitar el color de las crías de sinaz y camuflarse en la tierra, e incluso son capaces de imitar su voz llamando a su madre. Eso rara vez los salva de un sinaz, pero puede asustar a otras criaturas, como los lobos.

Un elemento curioso es que los ibedus son capaces de ensuciar su piel a propósito en ocasiones, para camuflarse mejor con el entorno o como una suerte de "armadura" contra los elementos y predadores pequeños.

Otro rasgo característico es su capacidad de imitar sonidos y de gritar en tonos muy altos y en forma coordinada. Varios Ibedus gritando coordinados pueden pasar por una única criatura monstruosa ante un oído desprevenido.

Conducta[]

Los Ibedus son considerablemente inteligentes, aunque cobardes, y rara vez pelean a menos que sean forzados a ello, o estén en una increíble superioridad numérica. Sin embargo, una vez al año entran en un frenesí desconocido. Los ojos se les ponen blancos, y largan espuma por la boca, como si tuvieran rabia, y atacan a cualquier criatura que entre en su camino con ferocidad inaudita y en forma coordinada. Este período suele coincidir asimismo con épocas en las que hay sobreabundancia de adultos y falta de alimentos

Peligros[]

A lo largo de los últimos años, han demostrado una considerable persistencia a la erradicación. Asimismo, los Ibedus son sorprendentemente inmunes a la enfermedad, salvo a la rabia, y las acarrean en su boca allí hacia donde vayan. Una mordida aparentemente inofensiva de Ibedu puede transformar la vida de una familia o una tropa en un infierno, ya que enfermedades como el Oiechiku se llevan vidas en cuestión de horas luego de meses de incubación silenciosa.

Asimismo, las grandes manadas de ibedus en frenesí pueden resultar un peligro para cualquier desprevenido, y pueden arrasar campos enteros de cosechas duramente ganadas en cuestión de minutos. Para los animales son aún más peligrosos todavía, ya que muchas veces carecen de defensas naturales o recaudos, y es común que los perros o livrein se infecten de enfermedades insólitas por cazar y comerse un ibedu infectado.

Ecología y Dispersión[]

Los ibedus son nativos de Roa, donde son esenciales para mantener el ecosistema en funcionamiento, tanto como fuente de alimentos como control de plagas, pero no es infrecuente que los ibedus colonizen otras zonas y desplacen a los animales que ocupan su nicho, como ratas, cuises y otros roedores y carroñeros.

En Roa son parte de la dieta cotidiana de linces y lobos, y como dieta complementaria de los Sinaz cuando no hay presas mejores. Fuera de ella, tienden primero a colonizar las zonas rurales, pero se adaptan rápidamente a los basurales y túneles de desague subterráneo del Imperio Aliasino, o a las bodegas de los barcos feacios.

Los reuves tienden a llevarse bien con ellos, y algunos de ellos dejan entrever que no son meras bestezuelas, sino criaturas sintientes, aunque no tan inteligentes como una raza básica. Ciertamente, los ibedus criados por las caravanas son considerablemente sociales y capaces de tareas de notoria complejidad, incluso imitando voces de los propios reuves para alertarlos del peligro.

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